Yo estaba seguro
que saldría de no jugar nada
a jugar un poco
en el breve lapso
de una vida sencilla
sin grandes milagros
que comentar
historias que no ocurrieron
solo un eco inmenso
que no termina
la muerte sigilosa
que se equivoca
los niños
con el corazón lleno
que se mueren de vejez
los zapatos abandonados
en la arena
una noche inolvidable
la única ausencia
que no parte jamás
alguna vez soñé sueños ajenos
de tanto andar no vuelvo
un parque abandonado
suelta las risas
al anochecer
y se que ya no juego
a nada.