Era todo el día lo que pasaba
en la mesa no falta nada
decía mi padre
no entendía el naufragio
de donde venía el miedo
que no descansa
lo miserable era el colegio,
la noche, la mañana,
la misa acaso, el projimo,
el ruido del mar
en mi cabeza,
el lloriqueo,
la nausea de la muerte
y la derrota.
Así eran las cosas
cuando quise ser crepusculo
había tiempo todavía
había ruido en medio del silencio
te llamé tantas veces
pero no te conocía
había una canción
que nadie recuerda
una taza de té con limón
en el velador los papeles
la cama revuelta
y un viejo libro de Yeats
en vano.