domingo, septiembre 11, 2011

Golpe a golpe, verso a verso



Muchos chilenos murieron en el exilio, igual que el poeta español Antonio Machado, y también a ellos "los cubre el polvo de un país vecino", o lejano.

Hay versos que desaparecen para siempre en las páginas polvorientas de algún libro y otros que se instalan firmemente en la memoria colectiva. Entre estos últimos están los que dicen: "Caminante no hay camino,/ se hace camino al andar". Son de Antonio Machado y mantienen su vigencia gracias a dos factores: a sus cualidades intrínsecas y a la versión musical realizada por Joan Manuel Serrat. Se titula "Cantares": "Caminante, son tus huellas/ el camino, y nada más;/ caminante, no hay camino,/ se hace camino al andar".
En la doctrina de la predestinación, el futuro de cada individuo ya está escrito; los pasos que la persona pueda dar están determinados con antelación, y aunque piense que se movió en tal o cual dirección por iniciativa propia, la verdad es que no podría haber hecho otra cosa, porque la senda a seguir estaba dibujada de antemano. La posición de Machado es exactamente la opuesta: no hay un itinerario trazado frente al caminante. La única ruta es el rastro que él mismo va dejando, y sólo es capaz de verla si mira hacia atrás. De lo que podría haber delante suyo no tiene certeza alguna, ni terrenal ni de otro orden.
Como decíamos, la letra de "Cantares" fue diseñada fundamentalmente con versos de Antonio Machado, pero hay algunos que no fueron escritos por Machado, sino aportados por Serrat. Dicen: "Murió el poeta lejos del hogar./ Le cubre el polvo de un país vecino./ Al alejarse, le vieron llorar: Caminante no hay camino,/ se hace camino al andar". ¿A qué se refiere Serrat cuando afirma que el poeta falleció "lejos del hogar"?



He aquí el contexto. Después del golpe militar de 1936, liderado por el general Francisco Franco, se desató en España una sangrienta guerra civil y miles de españoles debieron exiliarse. Uno de ellos fue Antonio Machado. Las simpatías republicanas de Machado eran ampliamente conocidas. Él sabía que si no abandonaba el país podía correr la misma suerte que su amigo, el poeta Federico García Lorca, fusilado por los franquistas en agosto de 1936.



Hace unas semanas he terminado de leer Ligero de equipaje , el libro del crítico irlandés Ian Gibson, sobre la vida de Antonio Machado. Todo iba bien en mi lectura hasta que llegué a la parte en la que se narra la salida al exilio del poeta sevillano. Fue doblemente emotiva: por lo que había tenido que vivir Machado y porque trajo a mi memoria la imagen de aquellos chilenos que escaparon del país en circunstancias semejantes, a raíz del golpe militar de 1973. Vuelvo a la canción de Serrat: "Cuando el jilguero no puede cantar,/ cuando el poeta es un peregrino,/ cuando de nada nos sirve rezar,/ caminante no hay camino,/se hace camino al andar. Golpe a golpe, verso a verso".
La inminente caída del gobierno republicano sorprende a Antonio Machado en Cataluña, a donde se ha trasladado con su madre octogenaria. Cuando reciben la noticia de la toma de Barcelona por las tropas franquistas, entienden que no tienen más alternativa que abandonar el país cuanto antes, y emprenden el viaje hacia la frontera con Francia. Después de una tortuosa travesía, llegan al pueblo de Collioure. Dice Ian Gibson: "Había empezado la pesadilla del exilio. El poeta y su madre se refugian en la cantina de la estación, donde reciben un trato muy descortés por parte de los camareros. La situación es espantosa en los andenes, controlados por gendarmes que acosan a los refugiados y forman levas para los campos de concentración, separando a hijos de padres y a las mujeres de los maridos". Hondamente golpeado por el drama de España y por el dolor del exilio, el poeta se enferma de gravedad y fallece el 22 de febrero de 1939. No alcanzó a durar ni siquiera un mes separado de su patria. Hasta hoy día sus restos descansan cerca del mar, en el cementerio de Collioure.
Muchos chilenos murieron en el exilio, igual que Antonio Machado, y también "los cubre el polvo de un país vecino", o lejano. A ellos, a los compatriotas que permanecen exiliados bajo tierra extranjera, les rindo tributo en este nuevo 11 de septiembre.



extraido de Revista de libros
de El Mercurio.
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