viernes, diciembre 16, 2011

Murió Christopher Hitchens...infinitamente ateo





El escritor y periodista británico-estadounidense Christopher Hitchens murió anoche, a los 62 años en Houston, Estados Unidos. Polémico, con sus libros "Dios no existe" y "Dios no es bueno hizo del ateísmo una forma de vida.

Nacido en Portsmouth, Inglaterra, el 13 de abril de 1949, Hitchens procedía de una familia modesta. Era el hijo mayor de un oficial de la marina un personaje conservador y militarista que solía decir que la guerra fue el único momento de su vida en que “sabía qué estaba haciendo”. Interesada en la educación, la madre de Hitchens era una persona mucho más animada, a tal punto que lo envió a un colegio pupilo a los 8 años, y luego costeó sus estudios en centros privados para que su primogénito diera el salto a la alta sociedad británica. Hitchnes estudió Filosofía, Ciencias Políticas y Economía en el Balliol College de Oxford, y se mezcló en el ambiente intelectual y la izquierda radical de la Inglaterra de los 70.

Acérrimo opositor de la guerra de Vietnam, el escritor viajó desde joven a Polonia, Checoslovaquia y también a nuestro país, donde en 1977 se encontró con el dictador Jorge Rafael Videla, episodio sobre el que luego escribió que debió tragarse el vómito.



Sus primeros pasos como periodista los dio en el semanario The New Statesman, que le permitió asociarse a un grupo de jóvenes escritores como Martin Amis, Ian McEwan y Salman Rushdie.








Hitchens es visto como uno de los intelectuales más influyentes de los últimos treinta años por sus críticas contra Henry Kissinger o la Madre Teresa, a la que consideraba una proselitista de una versión retrógrada del catolicismo. Pero mientras sus libros y conferencias se centraron en defender la inexistencia de Dios, también daba charlas en contra del aborto.


Una de sus grandes batallas, contra Kissinger, la dio en el libro "El juicio de Kissinger", un texto explosivo que cuestionaba la gestión de la política exterior del que fuera secretario de Estado bajo el mandato de Richard Nixon a quien consideraba un criminal de guerra.


Pero también dejó atónitos a sus seguidores de izquierda al apoyar la primera guerra de Irak (1990) o respaldar a la ex primera ministra británica conservadora Margaret Thatcher cuando envió sus fuerzas armadas a las Malvinas (1982) porque suponía combatir la dictadura del general argentino Leopoldo Galtieri.


Ya por entonces Hitchnes vivía en los EE.UU. donde colaboró con las publicaciones más prestigiosas a ambos lados del Atlántico: Vanity Fair, Slate, The Nation, The New York Times Review of Books, The Times Literary y National Geographic, entre otras.





Cuando se le detectó el cáncer Hitchnes estaba en plena promoción de sus memorias, un libro titulado "Hitch-22", que en la Argentina publicó Debate y que fue oportunamente reseñado en Revista Ñ. En ese libro, su gran amistad con Salman Rushdie, Ian McEwan, James Fenton, y sobre todo con Martin Amis, son la gran historia de amor de su vida.



Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Hitchens anunció que ya no era de izquierda y, para horror de sus compañeros de juventud, aceptaba invitaciones del ex presidente de los EEUU George W. Bush a la Casa Blanca.


En el año 2010 tras diagnosticársele un cáncer de esófago, Hitchens reiteró su ateísmo y llegó a decirle a un periodista: "No se ha presentado aún una prueba o un argumento que pueda cambiar mi forma de pensar. Pero me gustan las sorpresas".


fuente : Revista Ñ

jueves, diciembre 01, 2011

NICANOR PARRA, A LOS 97...Y CON CERVANTES






“Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte”, dice la advertencia al lector de Nicanor Parra que viene transitando sus casi cien años por la vida y la literatura con disfraz de antihéroe. Pero no hay caso, este chileno que enfrenta a la estirpe poética de su país y ataca con sus eslóganes cotidianos la belleza más convencional de un Pablo Neruda o una Gabriela Mistral, se sigue canonizando a sí mismo y gana lugares en una lista de autores consagrados entre los que, tal vez, repudie estar. Ahora le tocó el prestigioso Premio Cervantes, un reconocimiento que le llega a los 97 años por "toda una vida dedicada a la poesía", en la que, dicen los jurados, se ha destacado por crear nuevos y diferentes lenguajes. No dicen si los premios atentan o no contra su estilo transgresor. Pero se sabe, las instituciones hace rato que aceptan su antipoesía, y catalizan su bronca literaria con premios, documentales y publicaciones varias en su honor. Su antipoesía, por lo menos, conduce a los premios.

Tal vez así se entiendan un poco mejor las declaraciones de la ministra de Cultura española, Ángeles González-Sinde, que tras dar a conocer el fallo dijo que la elección era un mensaje muy positivo, tanto para los seguidores de Parra como para otros poetas. Poeta o antipoeta, Parra estudió física y mecánica en los EE.UU., por lo que no le costará sumar la decena de galardones que atemperan su irreverencia entre los que están el Premio Nacional, el Juan Rulfo y hasta la beca Guggenheim, entre otros, y que ahora se coronan con el Cervantes.

Aunque a la hora del fallo todavía no habían podido comunicarse con Parra, quien viajaba desde su casa en el Pacífico a su Chillán de siempre, la ministra de Cultura consideró una "gran fortuna" que pueda recibir este reconocimiento en vida y destacó el hecho de que el galardón haya sido concedido a un poeta, ya que "la vocación de escribir poesía es más exigente que otros géneros".¿Será porque Parra hace poesía compitiendo contra otra poesía, la oficial, que siempre ha querido desmarcarse de ella? “Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne, hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa", se presentó alguna vez Parra.

Esa llegada ocurrió en parte con su nacimiento, claro, allá por 1914, y se empezó a gestar en el seno de una modesta familia en San Fabián de Alico, cerca de Chillán, su padre, Nicanor Parra, era maestro y músico, y su madre, Rosa Clara Sandoval Navarrete, "tejedora y modista de origen campesino. De esa familia pobre salieron todos artistas, entre los que están Violeta Parra y él, Nicanor, pero dio un salto en 1954 cuando apareció "Poemas y Antipoemas", la publicación que marcó sus rasgos de identidad, su estirpe de antipoeta. Palabras ácidas, ironía casi cínica, humor sobre cualquier cosa y un lenguaje callejero para hablar incluso de religión, como en su desacralizada versión del Padre Nuestro:






… Padre nuestro que estás donde estás
rodeado de ángeles desleales
Sinceramente no sufras más por nosotros
Tienes que darte cuenta
de que los dioses no son infalibles
y que nosotros perdonamos todo.

Sin esperar el perdón de nadie, a su poética de trinchera le agregó más tarde su verosímil fama de ermitaño, a la que viene haciendo honor sin pausa, sobre todo después de un documental en su memoria que se tituló El anti poeta (2007). Pero su hija ha dicho ahora que está feliz con el Cervantes, por lo que suben las probabilidades de que acuda personalmente a la entrega del premio, el próximo 23 de abril. Como en su poema Brindis, Las cartas por jugar / son solamente dos:

El presente y el día de mañana
Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...
como la juventud.

En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.



Margarita Salas, primera presidenta mujer del jurado, designada por la Real Academia Española, resaltó la faceta de físico y matemático del nuevo premio Cervantes y recordó que su obra es muy estudiada y ha sido objeto de numerosas tesis doctorales. El chileno fue apoyado por la mayoría de los miembros del jurado, que respetaron la ley no escrita de que cada año se conceda alternativamente a un escritor hispanoamericano y a un español. En 2010 fue la catalana Ana María Matute la que la que lo obtuvo Siguiendo a Jorge Edwards y Gonzalo Rojas, Parra es el tercer chileno de una lista que empezó a escribirse en 1976, y que involucra a cuatro autores argentinos.


Juan Gelman fue el último en ganarlo, en 2007. Otro tipo de poeta, que en la entrega recordó a los desaparecidos. Antes que él, lo recibieron Adolfo Bioy Casares (1990), Ernesto Sabato (1984) y Jorge Luis Borges (1979). Sobre este último recayó un hecho curioso, fue el único que debió compartir el Cervantes con otro autor, la única vez que hubo dos ganadores. Borges y los premios. Todavía hoy se recuerda, quizá porque nunca le dieron el Nobel, la celebrada ponencia del autor de El Aleph en la ceremonia de entrega. “Es una generosa equivocación, que acepto con impudicia”, había dicho entonces.









Habrá que ver qué dice Parra, si es que va. Lo que Borges tomaba de los libros, él lo toma de la vida cotidiana. Quizá por ello haya sentenciado que nunca fue el autor de nada, “siempre pesqué cosas que estaban en el aire”. Quizá ya no sea ese negador de entrevistas que ante cualquier llamado periodístico avisa “que el poeta está durmiendo”. Siempre la antipoesía, oposición al registro de Pablo Neruda, compitiendo contra la pureza lingüística y las aspiraciones de sublimación, y contra las grandes figuras. Le preguntaron si le gustaría ser el mayor poeta chileno, y respondió que no, que le bastaría con ser el mejor de Isla Negra. Quién sabe cuándo este hombre habla en serio, si el mismo lo dice, “el pensamiento muere en la boca”. Sigue invitando a su montaña rusa, pero siempre advierte:

…Suban, si les parece.

Claro que yo no respondo si bajan

Echando sangre por boca y narices.