Soy un agradecido de la música, me ha dado mis mas grandes heroes, John Lennon, Nick Drake, Elliott Smith, Jeff Buckley...
mis sueños de creador, mis canciones, el sonido que me ha curado el alma durante gran parte de mi vida.
Creaciones enormes que te ponen de pie y que no puedes sino agradecer eternemente...
Pero hay alguien que sigue ahí, como un hermano mayor con el que siempre podías contar...hasta ahora...por que Robert Wyatt
sentenció poco días antes de cumplir los 70 años..." Los maquinistas de trenes se retiran en Inglaterra a los 65, yo tengo 69, prefiero decir
que lo dejo...es una palabra mas exacta que retirarse, 50 años en la silla de montar es suficiente, he trabajado más de lo que corresponde..."
El gran guardián de la independencia y el compromiso politico no quiere seguir, o mejor dicho se baja del tren que lo hizo
debutar en Wilde Flowers, luego fundar Soft Machine y empezar la decada de los 70 con Matching Mole...hasta el 1 de julio de 1973, cuando todo
parece desmoronarse en un accidente que lo deja paraplejico, al caer ebrio desde un 4° piso durante una fiesta organizada por Pink Floyd...
Un año en el hospital con sedantes y la realidad en silla de ruedas para siempre....
Pero no se entrega, crece intelectualmente dejando atrás el rockstar que era en el amanecer del movimiento de Canterbury...
entra a militar en el Partido Comunista, conoce a Violeta Parra y a Victor Jara, conoce la Revolución Cubana y su música, lo mezcla con Miles
Davis y Thelonius Monk y en un coctel vanguardista nos regala una carrera solista con pinceladas del mejor Free Jazz, sicodelia y realismo magico.
Se hace parte de la denuncia a los dictadores latinoamericanos y las violaciones de los derechos humanos...
A la orilla del show bussines, el glamour, y la estridente farandula...este hombre intransable puso su carrera al servicio
de la libertad, la vida y los sueños...
Es triste que un amigo se despida y te deje así tan solo...pero que feliz de haber compartido casi 50 años de creación, pura
creación en un mundo que vió morir a tantos de los mas grandes genios y soñadores...
Es triste, pero que bueno saber que está ahí para mañana...para ayer...para siempre.
Gracias Robert Wyatt
