jueves, diciembre 03, 2020

Paradojas

            La única paradoja de morir

es que no queda tiempo para nada

y aún así morimos.

             Me acerco al espejo

confío en él

huyo cuando es de noche

y miento cada mañana

esperando verme.

              Pero no sé volver

los recuerdos me arrastran

y entre sollozos

tus ojos no saben de mi

los míos resisten.

                A veces los fantasmas me hablan

se ríen de mis versos

de los que escribo, de los que leo

no saben de la oscuridad

y otros milagros.

                 A veces recuerdo las sombras

todas las noches

su risa, sus pasos

venían por mi

y tras la puerta

pasaban de largo

silbando alguna canción

de Leo Dan o de Sandro.

                 La paradoja de Valparaiso

es que nunca fue hermoso

fue una enorme metáfora

de quebradas y ascensores,

entre el ruido del mar

y un triste domingo

de mierda

que no se acaba nunca