Alguna vez
en el crepúsculo
de algunos días
sorteé ciertas mañanas frías,
no había nadie salvo un árbol
que vagamente se alejaba
tras la lluvia
que había parado temprano,
sin fingir demasiado
un pálpito minucioso
de ciertas quimeras
viene por lo que no es suyo,
conversaba yo así feliz, triste,
vivo de tanto llorar
la vida tirada por ahí
escuchaba
con la luna bajo el brazo
No soy mucho de olvidar
pero estaba conmovido
de algo que no llevo
y sigo roto desde entonces.