Lloré porque había que llorar
no porque el sueño fuera otro
porque la vida te da la espalda
los sueños se quedan solos, mudos,
tan triste se queda uno, solo,
por una vida pequeña, fragil
que no te dice nada pero grita
con ese amor de otro mundo
donde los sabios no entienden
porque estan aquí sino para quererte
y no era necesario tu muerte
pero tu eternidad nos consuela
cómo un dios que no entendemos.