Tengo ganas de no decir nada
de no llorar jamás
de no mirar las cosas
de no decir que es cierto
que no lo creo
que no sé que hacer conmigo,
a mi edad se suele estar despierto
para mirar los libros
y conversar con ellos
para abrir las cajas
que cerramos cuando niño
para rescatar la pobre soledad
que te persigue.