Cuando Vallejo supo que yo existía
me llamó entre sueños
se dispuso a rayar mis cuadernos
no tomó en serio mi displicencia
se acercó en silencio
hurtó mis cartas de amor
mis fotografías escritas con desgano
mi desgracia de partir y no volver
mi llanto, mis zapatos, la puerta sin abrir
y la rima que no sabe se deja caer
entre palabras que se alejan como arañas
por caminos, por otoños
No sé en que planeta vive esta noche
yo apenas me convenzo de estar vivo
pero la poesía da para todo y espero
de que manera me alejo cuando escribo
con una antología de nada entre mis manos
con torpes versos y ningún nombre
con la alegría y su lapida trizada
para cuando vuelva la muerte.