Esta venganza
envuelta en desasosiego
con una sutil torpeza
que arrastro desde que fuí niño,
me puse de pie
y fingí querer a mi padre
soñaba con su muerte
la desee con descaro
cuando supe que no me quería,
fué con el correr de los años
los días, las heridas
que su sombra me hacía daño
que sus golpes me despojaban
de la felicidad y su azarosa ruta.
No necesito explicar nada mas
el ruido del cabrochico
el miedo revoloteando
el gato regalón que no se
la nieve que cayó una vez
la risa que me buscaba
el llanto que dibujaba
los demonios en el jardin
en la noche, en la mañana
la vida como una bolsa en la cabeza,
cogí algunas cosas para el viaje
palabras de prisa, sueños
lagrimas de otras mañanas
la lluvia y su música
todos los mares, nada importante
pero el miedo, el miedo
me trae de la mano
es lo primero que recogí
para quererme de veras,
es cierto que lo enterré
ayer y antes de ayer
pero me sirve el café
cada mañana frente a la ventana
soy feliz, triste y viejo
con pobres recuerdos
en blanco y negro.