La vida tiene su tonito
sabe lo que calza y se desangra
se viste posiblemente apurada
con baratijas de santa.
La muerte con sus harapos decansa
besuqueando a la mañana
con un bis que se perdía
moría de amor, moría.
La vida tiene su tonito
sabe lo que calza y se desangra
se viste posiblemente apurada
con baratijas de santa.
La muerte con sus harapos decansa
besuqueando a la mañana
con un bis que se perdía
moría de amor, moría.
Hoy mi alma fue un bosque
amenazado de malos augurios,
por la puerta mas triste
entró todo el viento y el polvo
no quise mirar con mis ojos
no traté de buscar los suyos,
cruzó un gato negro de pronto
no escuché mi nombre jamás
pero estuve allí, la epifanía volvía
desnuda, vagando por cuatro rincones
mi sangre se echaba a morir
por la brizna, ladraban los perros
pero nadie los inventaba aún
había un calor sin asunto
hasta que todo ardió,
después que el humo se marchara
el día siguió por la orilla
pero las heridas no se marcharon
hasta bien entrado el amanecer,
no hubo tiempo para más ni silencio
quejábase el reloj que huyó
sin haber nacido.
Escucho levemente los pasos
sobre las hojas humedas
que caían después de ti
no encuentro el lugar exacto
en esta calle, en esta tarde
sería un recuerdo, podría ser
te llamaba y no escuchabas
te llamaba con el nombre que te di
y la noche caía triste al amanecer,
por ahí surge de tarde en tarde
un bosque que no existe
mueve las sombras otoñales,
he estado en silencio
sin plegarias ni señales
haga lo que haga volveré,
tan eterna es la vida.
En un solitario paseo regreso
y me esperan todos los que olvidé
recuerdo sus nombres, sus risas
sus mejores atuendos por supuesto
y las cenizas que dejaron,
estabamos vivos hace un tiempo
ya nada podía ser peor
alguna vez lo supe
cierta vulgaridad no servía para nada
todo fue un error.
Y si me estremezco
con la holgura de la soledad
y mi voz rescata la verdad
con extraña simpleza,
estaré viviendo de veras
y correr no resuelve nada
salvo el tiempo que perdí
no vuelvo para partir,
entiendo que sea un recuerdo
que cuando miro al cielo
sea una fiesta sin fin
pero mis manos están vacias
tu camino no es el mío,
recuerdo tu cara triste,
habiamos ganado me dijiste
las sabanas flameaban limpias
siempre tuve miedo pensé
nunca te lo dije, no quise
soñabamos el mismo sueño,
siempre fuimos primavera
el ruido de la radio de fondo,
recuerdo tu cara triste
habiamos ganado me dijiste.
Deseo al menos
caminar con paso firme
hacia el abismo tenue
de un final sin duda,
se acaba la vida
el día es tranquilo
habré sido feliz,
a no mediar cierta herida
de angustia y chocolate
sangre y rosas rojas
mi padre enorme y pequeño
llegando y saliendo
herido de tiempo
y en la ventana rota
todos sus sueños,
yo demasiado lejos
para saber que decir
sé que esta vida no era mía
pero estoy de pie
la casa oscura
el piso encerado
el ruido incesante de la ausencia
en algún lugar de la vida
sé que estas
pero no sé volver a casa
a ninguna de ellas
he pasado el día
entero como hormiga
estoy cansado
de no llegar
no sé que hago aquí
nunca tuve un jardín
la gente me mira
no quiero recordar
solo salí un momento
a escuchar la soledad
a ver como regreso.
Así como va el tiempo
puedo sentir el breve momento
que se percibe cuando quedan
los recuerdos tirados
en medio del camino
de los gritos y el gentío,
a menudo me pregunto
mas allá de un sabado
me consuelo a menudo
con el miedo tan lejano
enterrado con palabras
ajeno a la alegría,
a la vida a borbotones,
repentina, a manos llenas.