Mis versos salpican
la desgracia de nacer
el desencanto de vivir
la miseria de morir
envejezco a viva voz
enmarcado en fotos viejas
mis manos son las mismas
de otras noches que se quejan
no hay tiempo de pensar
que ya no hay tiempo
el camino no era largo
aún escucho el tren partir
aún escucho el tren llegar
no hay tiempo para mas
me atrevo a crecer
caminar con puños apretados
la puerta se abre y se cierra
mientras grito nadie muere
no me canso de soñar
a veces puedo a veces no
aprieto mis labios
el dolor me reconoce
y soy otro cuando caigo
no puedo olvidarlo
mi nombre me olvida
como siempre.