No cupo en mi
la insignificancia
de no llorar
de caminar
por las mañanas
de abrir a tiempo
las ventanas
de dibujar el viento
en tus cabellos
y la boca que repite
y la cabeza que repite
el corazón se antoja libre
en un pecho destrozado
entre pajaros y banderas
entonces eramos jovenes
nuestras paginas
hablaban de muerte
no temiamos a la muerte
acaso nuestra vida
estropeada nos mimaba
a morir como heroes
todo lo viejo era nuevo
todo lo nuevo era viejo
ibamos de traje y sonreir
era la consigna
después de aquel día
la culpa era un cadaver
desde la ventana se veía
últimamente no es justo
y un lujo recordarlo
no debimos renunciar.