Nací un tanto asustado en la noche de San Juan
con un nombre prestado debajo de un nogal
soy de profesión un fracasado a tientas
con el paisaje marrón de la distancia y el olvido,
tarde o temprano era un alivio no ser eternos
el río corría, el destino no era importante
un dios vacio hacía sombra en todo
las heridas abiertas se llenaban de culpa,
dormimos engañados pensando que vamos
a alguna parte, nada te arrebata ese misterio,
nada.
Tengo poco tiempo desde que lo perdía a manos llenas
a desaparecido el camino, el deseo de recorrerlo
como en primavera se viene eso si a trasmano
el trayecto por la misma calle que ya no es igual
donde te asomabas con toda la edad y yo sin dormir
me mecía en tu sombra inmune a la mañana
lo recuerdo cuando vuelvo...
Te dije que no había tiempo,
me dijiste que el tiempo no existe
que la miseria era por no madrugar demasiado.
Te recordé que el sol llegaba en el tren de las seis
y que las gaviotas mentían sobre la inmensidad de las cosas.
Me insinuaste que mi mundo no existe
que mi mirada de flores secas relata solo oscuridad,
te convencí de que eramos nobles y valientes pero cursis
con el corazón en la mano.
Me abrumaste con lo de la burguesía y su frialdad,
te enredé con los sueños rotos y la lucha de clases.
Lo recuerdo cuando vuelvo
y como cascadas caían
los fragmentos breves
de la felicidad.